miércoles, 26 de octubre de 2011

RECOMMENDATION!

The Road from Depression

http://www.project-syndicate.org/commentary/soros72/English

STIGLITZ AND ROGOFF_Breve reflexión

STIGLITZ & ROGOFF: Los Programas de Ajuste Estructural

La economía mundial y el orden social parecen estar en manos de la llamada “globalización”. Políticos, analistas y un grupo amplio de intelectuales han cuestionado esta forma de trabajar a nivel global y nos han mostrado los desafíos a los que nos enfrentamos, los daños irreparables y las críticas al sistema financiero internacional en general, pero también las posibles soluciones y los cambios de rumbo que hay que poner en marcha.
Dentro  del grupo de los más escépticos, destacaría a un premio Nobel, Joseph Stiglitz y su libro sobre “El malestar en la globalización”.  En él muestra un lado poco esperanzador sobre el trabajo de los Organismos multilaterales e Instituciones internacionales que “financian” este mundo, tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Mundial del Comercio (OCM) y el Banco Mundial. La lectura del primer capítulo de su libro ofrece desde un punto de vista crítico y muy político la falta de responsabilidad y negligencia por parte de los que gobiernan el sistema político-económico mundial, además de la falta de solidaridad sobre todo, hacia el mundo en desarrollo. Expone ejemplos de algunos países que se están enfrentando a una ardua crisis alimentaria, a problemas de desempleo y desajustes graves en sus economías y sistemas políticos. Todo ello a consecuencia de la mala gestión (y tal y como a mi entender Stiglitz quiere decir) y con razón de causa por parte de los países occidentales sobre la política económica mundial.
Aunque en un inicio expone algunos ejemplos de países en los que los grandes Organismos multilaterales trabajaron positivamente, (como las acciones llevadas a cabo por ejemplo, en Jamaica, con la consumición de leche más barata para los menores o la guerrilla en Filipinas, que al dejar las armas se llevaron a cabo proyectos de riego, educativos y contra el sida); podemos decir que la visión que se plasma durante todo el capítulo, y ya solo con el título, es algo sesgada ofreciendo una parte de la realidad.
Este punto de vista que muestra Stiglitz es varias veces criticado por una carta que escribe Kenneth Rogoff a Stiglitz directamente y que se hace pública después de la publicación del libro. Rogoff en esta carta expone que una persona que ha trabajado dentro de los Organismos multilaterales no puede decir que no se haya hecho nada bien y que el trabajo realizado por muchos de sus compañeros quienes luchaban por conseguir realmente lograr cambios importantes en países con graves necesidades, no haya sido más que una falacia y una mala gestión. Rogoff da nombres y apellidos y no entiende como J.S. hace una crítica tan negativa del trabajo y funcionamiento del FMI o del Banco Mundial.
Aunque no niega la evidencia de las circunstancias y problemas que hay en varios países, hay que decir de acuerdo con K.R. que a Stiglitz le ha faltado ofrecer una información mucho más elaborada y explicar algunos cabos sueltos. Por ejemplo, no se explican los desajustes y problemas estructurales que hay en las políticas y en los que gobiernan en países como Rusia o Tailandia. Es decir, estos estados además de tener unas peculiaridades culturales y sociales, el factor político ha tenido mucho que ver en la situación del país en cuestión y en este punto no se hace hincapié, no se dice que también el sistema político es un actor decisivo en la falta de compromiso por la mejora de sus países.
Tampoco se explica como Chile o China han podido sobrevivir y además crecer en tal situación de crisis económica mundial y cómo ha podido hacer frente a los programas de ajuste estructural que el FMI impone mientras que el resto de países, aun el intento de Bolivia, no han sabido capear tales condiciones.
Por tanto, en mi opinión,  y observando como estas dos grandes figuras de la economía se tiran piedras sobre su propio tejado, no considero que las instituciones internacionales sean la única causa de la mala gestión de la globalización, creo además que estamos todos implicados y que dentro de esa totalidad, los gobiernos de los Estados tienen mucho que decir.

INFORME TÉCNICO SOBRE ECONOMÍA ESPAÑOLA

Evolución reciente de la economía española. 2011
Observando el último análisis realizado por el Banco de España sobre la situación económica del país, vemos que el ritmo de avance y en qué momento nos encontramos de acuerdo a los datos ofrecidos y respecto a otras economías son, en términos generales, negativos y poco esperanzadores.
El ritmo de avance del PIB en el segundo trimestre de 2011 ha sido moderado según el Banco de España revelando, entre otros datos, una desaceleración en la demanda nacional junto con la caída del consumo y  la destrucción de empleo, además de un descenso de las importaciones mucho más pronunciado que el de las exportaciones.
Los datos se centran en lo que conforma la economía española. Desde las matriculaciones de vehículos, la construcción y el empleo hasta el turismo, los servicios, y la actividad industrial. España es un país de servicios y siempre se ha dicho que exporta sol y ladrillo. Durante años, este país ha vivido del resto de europeos que venían a nuestras playas y de la especulación en la construcción que ha ido aumentando a un ritmo vertiginoso hasta que en 2007 la burbuja inmobiliaria decide no seguir jugando y explota.
Desde entonces y todavía hasta ahora, sin saber cuánto nos queda para que se acabe la llamada “Gran recesión”, España se encuentra a la cola de los países que peor están llevando la crisis mundial. Dentro de la Eurozona y detrás de países en situaciones límite como Grecia o Portugal, España forma parte de ese conglomerado de Estados que necesitan ayuda de los que han sabido hacer más o menos bien los deberes y que no se han centrado en desarrollar políticas económicas a expensas de las próximas elecciones nacionales, adelantadas en España para el 20 de Noviembre.
El informe del Banco de España ofrece un testimonio objetivo de lo que realmente está sucediendo en el país y esclarece el sentido político y social que viene en paralelo. El aumento del paro, el subempleo y la irresponsabilidad del sistema político español incapaz de poner sobre la mesa propuestas claras y de ejercer un papel relevante en la eurozona, provocan un ambiente generalizado de frustración y desconfianza, dejando atrás las ideas de bienestar social sobre la renta y la riqueza.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó un trabajo junto con la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) en el que anunciaba que el paro en menores de 24 años doblaba el porcentaje general, es decir 80 millones de jóvenes no tiene puestos de trabajo y 150 millones trabajan, pero dentro de una pobreza extrema. Son datos mundiales, pero que a pequeña escala también resultan alarmantes. En España, el número de parados aumentó en julio y agosto hasta el 4,1% y por tanto la afiliación a la Seguridad Social disminuyó a una tasa interanual del 1,2%. Con ello, el déficit que registró el Estado español previene que el PIB anual sea del 2,8% para el año 2011, en comparación con el 3,3% del PIB registrado en el mismo período de 2010. Ello significa menos riqueza para nuestro país, donde la desaceleración de los precios continúa y el ritmo de crecimiento también.
Otro dato revelador que muestra que nuestra economía es insostenible es la vivienda. El consumo de cemento mostró un descenso del 20% y la superficie de obra nueva en viviendas y de edificación no residencial también sufre retrocesos. Ello significa que el número de compraventa de vivienda continúa hundiéndose, y según datos del Instituto Nacional de Estadística, durante el mes de agosto se cerraron 27.038 transacciones (la segunda cifra más baja de la serie histórica que comenzó en 2007), un 38% menos que en el mismo periodo de 2010. La depresión inmobiliaria está en sus peores datos, y esto induce a pensar que España no puede seguir dependiendo de la construcción lo que obliga a buscar alternativas que sostengan la economía del país. Los servicios es otro de los casos en los que ha seguido una evolución desfavorable y el turismo aunque registra datos de continuo crecimiento, son ofrecidos durante los meses de verano, julio y agosto.
España forma parte de la Eurozona,  que en estos momentos, y bajo presión del Fondo Monetario Internacional, está viendo como recapitalizar por segunda vez  la crisis de la deuda de la banca europea con un desembolso de entre 300.000 y 400.000 millones; además de intentar que no suceda lo mismo que en EE.UU con la quiebra de Lehman Brothers y no dejar caer a Dexia. Ello provocaría un pánico generalizado y generaría más desconfianza en el sector bancario, pudiendo suceder por ejemplo  en este caso, que Bélgica viera rebajada la calificación de su deuda por la Agencia Moody´s. Por otro lado, hay que ver cuánto poder se le va a dar al Fondo Europeo de Estabilidad y si solo ayudará a los bancos que no puedan recapitalizarse por sí mismos ni con ayuda del Estado donde tienen su sede. Y finalmente, el rescate de Grecia. Los datos del Banco de España confirman que el PIB en la zona euro aumentó solo un 0,2%, el notable retroceso del consumo privado y público y un incremento más elevado de las exportaciones que de las importaciones. El empleo, a diferencia del caso español, mostró una incremento del 0,3% y la tasa de paro permaneció en el 10%. Sin embargo, estos datos son minúsculos comparado con otros países como China, donde el PIB creció un 5,8%, aunque está moderándose;  o en el resto de países emergentes, como Brasil y Argentina aunque creciendo a un ritmo menor.  
La inestabilidad de los mercados, el aumento de la incertidumbre, la caída de la confianza y el endurecimiento de las condiciones de financiación son algunos de los problemas clave a los que hace referencia el Banco de España y a los que tenemos que hacer frente. A nivel social se ha hablado también de una población envejecida en la Unión Europea. Todo ello refleja que sobre todo, se necesita generar confianza no solo para salvaguardar la inestabilidad financiera sino también para que no haya una deslegitimación política y un nivel de vida cada vez peor. La prioridad en el próximo G-20 y en las reuniones del Eurogrupo y Ecofin es buscar acciones conjuntas que provoquen una remodelación del sistema económico, bancario y financiero haciendo uso de los Organismos Multilaterales como el Banco Mundial y el FMI y buscar la cooperación directa con los países emergentes dentro del orden mundial.

RECOMMENDATION!

¿Quién tiene la pistola de oro en la crisis del euro?

http://blogs.elpais.com/aguas-internacionales/2011/10/quien-tiene-la-pistola-de-oro-en-la-crisis-de-la-ue.html#comments

the hole in Europe by P.Krugman

October 23, 2011

The Hole in Europe’s Bucket

By PAUL KRUGMAN
If it weren’t so tragic, the current European crisis would be funny, in a gallows-humor sort of way. For as one rescue plan after another falls flat, Europe’s Very Serious People — who are, if such a thing is possible, even more pompous and self-regarding than their American counterparts — just keep looking more and more ridiculous.
I’ll get to the tragedy in a minute. First, let’s talk about the pratfalls, which have lately had me humming the old children’s song “There’s a Hole in My Bucket.”
For those not familiar with the song, it concerns a lazy farmer who complains about said hole and is told by his wife to fix it. Each action she suggests, however, turns out to require a prior action, and, eventually, she tells him to draw some water from the well. “But there’s a hole in my bucket, dear Liza, dear Liza.”
What does this have to do with Europe? Well, at this point, Greece, where the crisis began, is no more than a grim sideshow. The clear and present danger comes instead from a sort of bank run on Italy, the euro area’s third-largest economy. Investors, fearing a possible default, are demanding high interest rates on Italian debt. And these high interest rates, by raising the burden of debt service, make default more likely.
It’s a vicious circle, with fears of default threatening to become a self-fulfilling prophecy. To save the euro, this threat must be contained. But how? The answer has to involve creating a fund that can, if necessary, lend Italy (and Spain, which is also under threat) enough money that it doesn’t need to borrow at those high rates. Such a fund probably wouldn’t have to be used, since its mere existence should put an end to the cycle of fear. But the potential for really large-scale lending, certainly more than a trillion euros’ worth, has to be there.
And here’s the problem: All the various proposals for creating such a fund ultimately require backing from major European governments, whose promises to investors must be credible for the plan to work. Yet Italy is one of those major governments; it can’t achieve a rescue by lending money to itself. And France, the euro area’s second-biggest economy, has been looking shaky lately, raising fears that creation of a large rescue fund, by in effect adding to French debt, could simply have the effect of adding France to the list of crisis countries. There’s a hole in the bucket, dear Liza, dear Liza.
You see what I mean about the situation being funny in a gallows-humor fashion? What makes the story really painful is the fact that none of this had to happen.
Think about countries like Britain, Japan and the United States, which have large debts and deficits yet remain able to borrow at low interest rates. What’s their secret? The answer, in large part, is that they retain their own currencies, and investors know that in a pinch they could finance their deficits by printing more of those currencies. If the European Central Bank were to similarly stand behind European debts, the crisis would ease dramatically.
Wouldn’t that cause inflation? Probably not: whatever the likes of Ron Paul may believe, money creation isn’t inflationary in a depressed economy. Furthermore, Europe actually needs modestly higher overall inflation: too low an overall inflation rate would condemn southern Europe to years of grinding deflation, virtually guaranteeing both continued high unemployment and a string of defaults.
But such action, we keep being told, is off the table. The statutes under which the central bank was established supposedly prohibit this kind of thing, although one suspects that clever lawyers could find a way to make it happen. The broader problem, however, is that the whole euro system was designed to fight the last economic war. It’s a Maginot Line built to prevent a replay of the 1970s, which is worse than useless when the real danger is a replay of the 1930s.
And this turn of events is, as I said, tragic.
The story of postwar Europe is deeply inspiring. Out of the ruins of war, Europeans built a system of peace and democracy, constructing along the way societies that, while imperfect — what society isn’t? — are arguably the most decent in human history.
Yet that achievement is under threat because the European elite, in its arrogance, locked the Continent into a monetary system that recreated the rigidities of the gold standard, and — like the gold standard in the 1930s — has turned into a deadly trap.
Now maybe European leaders will come up with a truly credible rescue plan. I hope so, but I don’t expect it.
The bitter truth is that it’s looking more and more as if the euro system is doomed. And the even more bitter truth is that given the way that system has been performing, Europe might be better off if it collapses sooner rather than later.